Arte y Crítica

Crónicas - diciembre 2015

Uno ve lo que piensa. Breve comentario sobre “Cosmic thing” de Damián Ortega

por Ileana Elordi

Una obra solo tiene sentido cuando te hace entender de otra manera lo que ya existe, y creo que, además de hacer que tus ideas se transformen, pueden incluso llegar a cambiar la condición de los objetos mismos.

Son las 9.00 am., el día se abre con una luz naranja, y las sombras en los árboles parecen de color verde. Hace tiempo me explicaron que las sombras siempre son grises, pero el ojo las ve del color complementario, para generar equilibrio y que ningún color sobresalga sobre el otro. Es una ilusión óptica. Es bonito esto, esa homogenización que hace el ojo, que nada se escape, nada sobresalga y todo esté en un contexto y sea parte de una matriz común.

Hace un mes leí en el diario que el artista mexicano Damián Ortega vendría a Chile. No vino el weón, y yo ni siquiera fui a Ch.ACO a ver su obra. Pero leí un artículo sobre él y vi sus trabajos por internet. Una en especial: Cosmic Things, esa obra en que deconstruye un auto y exhibe todas las piezas de su interior, como una disección, o autopsia de un objeto industrial.

Matthew Neary, ilustración, cortesía del artista

Matthew Neary, ilustración, cortesía del artista

Ese auto deconstruido, muestra toda su carrocería por partes. Cada pieza está en completa quietud. Parecen satélites en pausa, sin órbita y la inercia pareciera ser lo central. La carrocería se expone meticulosamente, sin embargo pierde su protagonismo, se invisibiliza, y es porque el auto al distender sus piezas, eso que estaba ahí escondido también se amplía. Aquí lo que se exacerba, es la distancia entre sus elementos, que no es más que el efecto que produce esa carrocería: su motor, la fuerza interna que lo construye. Por otro lado, la disposición de los elementos es desde un centro hacia fuera, y a pesar que no están en movimiento, parecieran ser un sistema orgánico e incluso animado. Como si tuviera una fuerza de gravedad propia en dirección al interior.

¿Qué tienen que ver la luz naranja y las sombras verdes con Damián Ortega? Es que su trabajo podría llegar incluso a producir una especie de “efecto óptico” en mí ¿Es porque a partir de la quietud de los objetos, se expone la fuerza en su máxima expresión?, ¿otro efecto de corte complementario?

Creo que no, este posible “efecto óptico” no tiene la necesidad de instalar lo opuesto para generar una armonía. No tiene nada que ver con eso. Aquí, la percepción que tuve sobre ese auto, comenzó a desplegarse de manera unitaria frente a muchos de los objetos que forman parte de mi cotidianidad: mesa, libro, silla, espejo. Todos comenzaron a cargarse con una fuerza interna, con una gravedad propia que los configuraba como sistemas, como objetos ensimismados. Todos de alguna manera parecían estar animados.

Matthew Neary, ilustración, cortesía del artista

Matthew Neary, ilustración, cortesía del artista

Kant dijo que hay determinadas disposiciones en nuestra razón que marcan todas nuestras percepciones, una serie de formas anteriores a toda experiencia. Por ejemplo: todo lo que vemos lo percibimos como un fenómeno en el tiempo y en el espacio, y estos dos factores, no serían cualidades del mundo, sino que cualidades de nuestra razón. Tanto tiempo como espacio serían algunas de estas disposiciones previas en nosotros, que según él, nos impiden saber cómo son las cosas en sí mismas.

Al igual que él, creo que la acción de mirar no es pasiva, y no se limita a recibir sensaciones desde afuera, sino que es activa y creativa, y que cada vez que se mira se construye. No solo la conciencia se adapta a las cosas, sino que las cosas a nuestra conciencia. Sin embargo, me gustaría reducir aún más el lente, individualizar todo un poco más, ya que además de haber formas en la constitución humana que determinan como miramos, creo que mirar también se moldea a cada individuo en particular.

Rodrigo Arteaga, dibujo, cortesía del artista

Rodrigo Arteaga, dibujo, cortesía del artista

Se sostiene una relación personal con lo externo. Uno ve lo que piensa. Después de conocer la obra de Ortega, los objetos a mi alrededor mantuvieron el mismo color y forma de siempre, sin embargo, sí cambió mi manera de percibirlos: ahora tenían una fuerza interna, y se fugaban hacia dentro. Creo que de esto se trata. De intentar adoptar un pensamiento propio, de desarrollar en lo posible una mirada subjetiva y someter lo externo a nuestra propia voluntad. Una obra solo tiene sentido cuando te hace entender de otra manera lo que ya existe, y creo que, además de hacer que tus ideas se transformen, pueden incluso llegar a cambiar la condición de los objetos mismos.

 

 

Categoría: Crónicas

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